Irene Villa fue víctima de un atentado de ETA en 1991, cuando tenía 12 años, perdiendo ambas piernas. Su padre, José Villa, no quería que su hija sufriese y según palabras de su propia hija: “No pensaba que iba a lograr todo lo que he logrado”. El padre de Irene expresó su firme rechazo a la violencia pero le costó mucho perdonar lo ocurrido.