Kadir no deja ni a sol ni a sombra a una Incila que ve como Osman sigue adelante con el plan de Naz. La precipitación de los acontecimientos hace que la joven sirvienta se derrumbe ante Mete y se muestre sincera y vulnerable. Temo por ella y su futuro, pero también por lo que le pueda pasar al resto en cuanto la bomba termine de explotar.